La labor de Massimo Vignelli influyó profundamente en el diseño de la segunda mitad del siglo XX. Solía decir que «la vida de un diseñador era una vida de lucha contra la fealdad». Sin duda podemos decir que Massimo dedicó la suya a hacerlo, y en el camino, creó algunos de los logotipos más memorables de las décadas de los sesentas y setentas (American Airlines, United Colors of Benetton o Knoll), aportó valiosas ideas para el desarrollo de proyectos y contribuyó al diseño de increíbles piezas de joyería y mueblería.
«Combatir la fealdad» para Massimo no solo se trató de adornar las cosas, significó la creación de un proceso cuyos resultados siempre fueron «semánticamente correctos, consistentes desde el punto de vista sintáctico, pragmáticos y comprensibles».
La identidad y señalización del metro de Nueva York es el ejemplo idóneo para ilustrar el impacto de las ideas de Vignelli. El diseño no solo es atractivo, también funciona, y su atemporalidad hace que, 42 años después, los usuarios del metro en la Gran Manzana (el más grande del mundo) sigan llegando sin problemas a sus destinos.
Vignelli sacrificó la precisión geográfica, prescindió de los detalles triviales y desenmarañó las líneas para mostrar con claridad lo que es importante: dónde estás y cómo llegar a dónde quieres ir. El mapa, ahora disponible también en versiones digitales, sigue siendo una herramienta útil tanto para sus habitantes como para visitantes.
AIGA, el Estado de Nueva York, el Club Nacional de Artes de Estados Unidos, así como el Museo Nacional de Diseño Cooper Hewitt reconocieron el legado de este gran diseñador, quien sin duda fue uno de los fundadores de las bases del diseño moderno.
Hasta pronto, Massimo.